Antiguamente pesaba sobre ella el estigma de la posesión demoniaca. Hoy se ha convertido, sin embargo, en una enfermedad de moda, gracias a lo cual la profesión médica ha avanzado mucho en el conocimiento de las causas que la provocan. ¿En qué consiste? ¿Son eficaces los protocolos actuales para tratarla?
"Uno de mis pacientes con trastorno bipolar se quejaba continuamente de que cuando venía a terapia se encontraba peor; es decir, me culpaba de todos sus males. Tenía problemas de insomnio y en las últimas sesiones estaba muy nervioso, con miedo a desestabilizarse y con cierta irritación contenida. Colaboró muy poco conmigo para poder ahondar en su problema. Me dejó una sensación de frustración tremenda. Lo que mejor le sentaba eran las sesiones de respiración. También practicaba natación y le producía un bienestar importante", explica la psiquiatra A. M., que prefiere mantener el anonimato tanto suyo como de su paciente. M. G., madre de una joven bipolar de Andalucía, tampoco quiere incluir el nombre de su hija en el testimonio de agradecimiento que nos ha proporcionado a través de Carol Sabick, facilitadora residencial del Instituto Monroe, donde se investiga y enseña el sistema de sonido Hemi-Sync para impulsar la expansión de la conciencia: "Nuestra hija está mucho mejor ahora que utiliza un CD para dormir y otro durante el día para estudiar, leer o simplemente estar en su cuarto. Es mucho más amable en casa, saca mejores notas, no se deprime... En general, el ambiente de toda la casa ha mejorado. Hace unas semanas dejó de usarlo diciendo que no lo necesitaba y notamos que poco a poco volvía a las andadas. Empezaron otra vez los conflictos en casa y en su vida personal. Cuando se puso de nuevo la música de Hemi-Sync poco a poco se fueron calmando las cosas hasta que decidió usarlo asiduamente (aunque muchas veces tenemos que recordárselo). Ahora está muy bien, se responsabiliza de sus asuntos y su cuarto, va a las clases de la universidad en vez de quedarse en la cama hasta la una y si sigue así sacará el curso estupendamente".
La fuerza del estigma
No debe sorprendernos que las personas afectadas de trastorno bipolar y sus familiares opten por mantener el anonimato, ya que tras esta enfermedad –en otros tiempos denominada "psicosis maniaco depresiva"– todavía subyace un estigma social. Para vencer los prejuicios sobre ella y ayudar a quienes la padecen (incluidas las personas que conviven con los afectados) es necesario conocerla mejor y buscar la ayuda médica adecuada. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, donde la práctica psiquiátrica está muy extendida y la gente considera normal cuando no necesario consultar al especialista en salud mental, los españoles se resisten a acudir al psiquiatra. El estigma planea sobre todos los que padecen algún tipo de problema mental. Y es que apenas ha pasado un siglo desde que empezara a comprenderse que determinadas conductas no obedecían a la acción de algún demonio. La antigua superstición de la posesión se mantiene viva todavía no solo en zonas rurales, sino también en algunas urbanas. Así y todo, cada vez son más las personas con relieve social que se animan a hacer público su trastorno bipolar: "En la actualidad, el mundo entero es consciente de que muchas personas normales, exitosas y populares padecen trastorno bipolar, de modo que el longevo estigma que pesaba sobre la enfermedad está desapareciendo. Cuando la población esté más sensibilizada y conozca mejor la verdadera naturaleza de la enfermedad, el estigma se desvanecerá", opina el psiquiatra Wes Burgess, reputado especialista en la diagnosis y el tratamiento del trastorno bipolar. Por su parte, Ray DePaulo, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) y director de la Clínica de Trastornos Afectivos, se muestra optimista y considera que el estigma ya no es una barrera para la gente que busca ayuda: "He tratado a muchos miles de pacientes que padecen depresión severa y trastorno bipolar y he observado una aceptación paulatina de la depresión como un trastorno médico que necesita tratamiento, así como un cambio en la visión del estigma asociado tanto a esta como a la enfermedad maniaco depresiva".
DePaulo es uno de los investigadores mundiales más destacados en el campo de la base genética de trastornos afectivos como la depresión maniaca y el trastorno del pánico. Su trabajo ha contribuido notablemente a la comprensión de la depresión y el trastorno bipolar como dolencias de origen genético. También ha hecho aportaciones clave sobre su identificación y tratamiento. Gracias a investigaciones como la suya ahora sabemos que el trastorno bipolar es una de las enfermedades psiquiátricas más comunes.
Una enfermedad frecuente
Aunque se manifiesta de forma episódica o cíclica, el trastorno bipolar es crónico y su incidencia parece ir en aumento en todo el mundo. Se cuentan por millones las personas que lo padecen (entre el 4% y el 6% de la población mundial). Es la sexta causa de incapacidad en el mundo, afecta casi por igual a hombres y a mujeres y puede aparecer a cualquier edad (hay casos que se han iniciado a los cuatro años; otros, pasados los noventa). Solo en Estados Unidos hay más de siete millones y medio de niños y adultos que padecen trastorno bipolar. Se calcula que casi diez millones de personas desarrollarán la enfermedad en algún momento de sus vidas y aproximadamente la mitad de ellas nunca obtendrá el diagnóstico ni el tratamiento adecuados. Además repercute inexorablemente en las vidas de quienes están próximos a los afectados. El suicidio es un problema añadido: "El 30% de los individuos que padecen trastorno bipolar intentará suicidarse al menos una vez en la vida. Por fortuna, el riesgo de suicidio disminuye sustancialmente cuando el trastorno bipolar es controlado mediante tratamiento", señala el doctor Burgess. Así pues, es fundamental que cualquiera que sospeche que un ser querido padece trastorno bipolar intente ayudarle a conseguir un buen médico. Muchos enfermos bipolares reciben un diagnóstico erróneo: depresión mayor unipolar, trastorno por déficit de la atención, trastornos del sueño, estrés postraumático, esquizofrenia, ansiedad... Las consecuencias de tales errores son con frecuencia fatales, sobre todo en el tipo bipolar I, donde un elevado porcentaje de enfermos se suicida. La importancia del diagnóstico correcto se puso de manifiesto durante una reciente revisión efectuada por DePaulo y el psiquiatra Frederick K. Goodwin.
Al analizar 28 casos de personas bipolares comprobaron que el tratamiento con litio (uno de los más utilizados, seguros y eficaces para el trastorno) reducía seis veces la tasa de suicidio entre este tipo de pacientes.